Un estudio ha confirmado que el cáncer de tiroides afecta principalmente a mujeres entre 30 y 50 años, quienes representan el 75% de los casos diagnosticados. Este tipo de cáncer, que ya constituye el 3% de los diagnósticos oncológicos en el mundo, ha experimentado un aumento significativo en las últimas décadas, gracias en gran parte a la detección temprana mediante ecografías y otros avances médicos.
Aunque el cáncer de tiroides suele tener un pronóstico favorable, su incidencia en mujeres jóvenes ha llamado la atención de los especialistas. Según el estudio, liderado por el especialista Jordi L. Reverter, este tumor se diagnostica en una proporción tres veces mayor en mujeres que en hombres, lo que sugiere una posible relación con factores hormonales, genéticos y ambientales.
Factores de riesgo y avances en detección
Uno de los principales factores de riesgo asociados al cáncer de tiroides es la exposición a radiaciones ionizantes. Un ejemplo claro es el aumento de casos tras el accidente nuclear de Chernóbil, donde la población joven expuesta presentó un incremento significativo en la incidencia de este tipo de cáncer. Además, los niveles elevados de TSH (hormona estimulante de la tiroides) también aumentan la probabilidad de que los nódulos tiroideos sean malignos.
La detección temprana ha sido clave en el aumento de diagnósticos. Gracias al uso generalizado de la ecografía, muchos nódulos tiroideos se descubren de manera incidental durante pruebas médicas realizadas por otros motivos. Según el estudio, solo el 30% de los pacientes acude a consulta por detectar un bulto en el cuello, mientras que el resto son hallazgos casuales.
Tratamientos innovadores y pronóstico favorable
El enfoque médico para tratar el cáncer de tiroides ha evolucionado significativamente. Antes, las tiroidectomías totales eran comunes, pero hoy se opta por intervenciones más conservadoras o técnicas mínimamente invasivas, como la ablación térmica guiada por ecografía. Estos procedimientos, que incluyen el uso de radiofrecuencia o láser, han demostrado ser efectivos para eliminar el tumor con mínimas complicaciones y bajas tasas de recurrencia.
El tratamiento con radioyodo sigue siendo una terapia estándar, aunque ahora se aplica con dosis más bajas y de manera selectiva, según el riesgo de cada paciente. En casos más complejos o resistentes al yodo, los avances en terapias dirigidas han abierto nuevas opciones, adaptadas a las características moleculares de cada tumor.
Desafíos pendientes y recomendaciones
Aunque la mayoría de los cánceres de tiroides tienen un pronóstico favorable, aún persisten desafíos importantes. El carcinoma anaplásico, por ejemplo, sigue siendo uno de los tumores más agresivos, con una supervivencia media de solo seis meses. En estos casos, se requiere un enfoque multidisciplinario que combine cirugía, radioterapia, tratamientos dirigidos y cuidados paliativos.
Los especialistas insisten en la importancia de evitar el sobretratamiento, un riesgo creciente debido al alto número de diagnósticos. La clave está en individualizar cada caso, consensuar las decisiones con los pacientes y aplicar terapias menos agresivas cuando sea posible.