Este martes, los Comandos de Salvamento se sumaron al Simulacro Nacional de Terremotos organizado por la Dirección General de Protección Civil, un ejercicio anual diseñado para evaluar y mejorar las capacidades de respuesta ante eventos sísmicos en un país altamente vulnerable a estos fenómenos. El simulacro, que incluyó evacuaciones y simulaciones de emergencias en escuelas, oficinas y centros culturales a nivel nacional, busca fomentar una cultura de prevención ante riesgos como terremotos de gran magnitud.
Delegaciones de los Comandos de Salvamento en todo el territorio participaron coordinando evacuaciones y atendiendo escenarios simulados, como desmayos, lesiones y fracturas. En Sacacoyo, la delegación realizó una capacitación en primeros auxilios para 40 alumnos del Centro Escolar Buena Vista antes de ejecutar la evacuación. En Berlín, la filial gestionó de forma segura la salida del Centro Escolar Meardi. Otro caso destacado fue la atención en el Centro Cultural Salvadoreño, donde personal médico estabilizó a un “paciente” con fractura simulada antes de su traslado ficticio a un centro asistencial.
Para qué un Simulacro Nacional de Terremotos
El ejercicio, alineado con la Semana de Reducción de Riesgo de Desastres, involucró a más de 7,000 instituciones, incluyendo cuerpos de socorro, centros educativos y empresas privadas. El Salvador, ubicado en una zona de alta actividad sísmica entre las placas tectónicas de Cocos y del Caribe, registra miles de temblores al año —más de 3,400 en 2024, según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN)—, lo que subraya la importancia de estos entrenamientos para minimizar impactos en la población.
Los Comandos de Salvamento, una organización voluntaria con presencia en todo el país, destacaron la efectividad de los planes de evacuación y la preparación comunitaria como claves para una respuesta oportuna. Este tipo de simulacros permite identificar áreas de mejora, como la comunicación entre instituciones y el uso de herramientas de rescate, y contribuye a una mayor resiliencia ante desastres naturales.














