El popular tiktoker Billy Valiente ha encendido las alarmas, no por un challenge o un chiste, sino por una profunda reflexión sobre la sociedad salvadoreña tras un trágico suceso. Valiente usó su plataforma para lamentar el hallazgo sin vida de una joven de 22 años, identificada como Sarahí, con señales de abuso y madre de una niña de un año, en La Paz. Sin embargo, su mayor preocupación no fue el crimen en sí, sino lo que vino después: los comentarios en línea.
El creador no se anduvo con rodeos y fue directo al punto: “Siempre lo voy a decir, pandilla ya no hay en El Salvador, pero gente mala sobra”. El tono del tiktoker fue de indignación total al revelar que la peor parte del caso, a su juicio, era la reacción de muchos usuarios. “Hay gente que hasta le ha hecho memes por tener el ojito desviado”, comentó Valiente, refiriéndose a que la víctima padecía de estrabismo.
“¿Hasta dónde hemos llegado con la podredumbre de pensamiento?”
Billy Valiente se mostró visiblemente afectado por el nivel de crueldad, especialmente porque se trataba de una persona que acababa de perder la vida. El hecho de que se burlaran de ella por una condición física como el estrabismo encendió la chispa de su crítica social. Este tipo de comentarios, que intentan deshumanizar a las víctimas en la esfera digital, son el pan de cada día en las redes, pero Valiente lo elevó a una nueva categoría.
La pregunta editorial que lanzó al aire fue lapidaria: “¿Hasta dónde hemos llegado con la podredumbre de pensamiento? En este país?”. El salvadoreño está usando su influencia para señalar una alarmante tendencia de la maldad que “realmente prolifera en los corazones de muchos”, sin siquiera mencionar a los criminales.
El mensaje de Valiente se aleja de la típica polémica de chismes y se centra en un llamado de atención. Su conclusión fue contundente y con un aire de resignación cínica al estilo de “quién lo diría”: “No importa que ya no hay pandilleros, hoy te tenés que cuidar de los mismos ciudadanos”. Una frase que, de seguro, le sacó más de un “¡Qué bárbaro!” a sus seguidores.
Lo que comenzó como una lamentable noticia de la crónica roja, terminó siendo un severo regaño del creador de contenido a su propia audiencia. La maldad, según Valiente, no solo está en la calle, sino en los teclados, convirtiendo la tragedia de una joven madre en un chiste cruel y desalmado.