En las calles de São Paulo, Brasil, un acto de furia desmedida conmocionó a la nación el 29 de noviembre de 2025.
Tainara Souza Santos, una vendedora autónoma de 31 años y madre de dos niños, salió de un bar en la zona norte de la ciudad acompañada por un amigo.
Allí, su exnovio Douglas Alves da Silva, de 26 años, la confrontó en medio de una discusión acalorada.
Lo que siguió fue un atropellamiento en Brasil que desafía la comprensión humana: el hombre subió a su auto, la persiguió y la embistió intencionalmente, arrastrándola bajo las ruedas por más de un kilómetro a lo largo de la Rua Morvan Dias de Figueiredo, hasta la Marginal Tietê en sentido Lapa, cerca del Atacadão y los correios.
El video capturado por una dashcam de un testigo muestra la escena con crudeza: el vehículo negro acelera, impacta a la víctima y la arrastra en una secuencia interminable de horror.
Tainara fue rescatada en estado crítico, con heridas graves que requirieron amputación inmediata de ambas piernas.
Internada e intubada, su recuperación es incierta, mientras su familia lidia con el trauma de un acto que parece sacado de una pesadilla.
Fuentes policiales confirman que el incidente duró minutos eternos, con el auto zigzagueando entre el tráfico matutino.
El impacto del atropellamiento en Brasil
Douglas huyó tras el crimen, pero la policía lo localizó esa misma noche en un hotel de Vila Prudente.
Resistió el arresto, intercambiando disparos con los agentes; resultó herido en el brazo y fue detenido.
En su audiencia de custodia, negó conocer a Tainara o a su acompañante, alegando que solo aceleró para “dar un susto”. Sin embargo, el juez mantuvo la prisión por 30 días, bajo cargos de tentativa de homicidio agravada por violencia doméstica.
Este atropellamiento en Brasil resalta la persistencia de la violencia de género en el país. Según el Código Penal brasileño (artículo 121 combinado con el 14, II), la tentativa de homicidio conlleva penas de hasta 20 años, agravadas por el uso de vehículo como arma.
La Ley Maria da Penha (11.340/2006) interviene aquí: prohíbe la violencia doméstica e intrafamiliar contra mujeres, permitiendo arresto preventivo y medidas protectoras.
Esta norma, inspirada en el caso de Maria da Penha Fernandes —quien sobrevivió a dos intentos de asesinato por su esposo en 1983—, tipifica el acto como crimen grave, con penas ampliadas hasta tres años adicionales y creación de centros de asistencia para víctimas.