Un estudio reciente demostró que acostarse siempre a la misma hora puede ser una de las medidas más efectivas y accesibles para reducir la presión arterial. Según los investigadores, este hábito simple ayuda a estabilizar el ritmo circadiano, lo que favorece una caída natural de la presión arterial durante la noche, clave para prevenir enfermedades cardiovasculares.
Los participantes del estudio que mantuvieron una rutina fija para acostarse lograron reducir la variabilidad en sus horarios de sueño de 30 minutos a solo 7 minutos por noche. Además, más de la mitad superó el umbral considerado óptimo para un cambio positivo en la presión arterial. Los expertos explican que variar más de 30 minutos la hora de dormir aumenta el riesgo de hipertensión en un 30%, ya que altera el reloj interno del cuerpo y afecta la función cardíaca.
La importancia del ritmo circadiano
Durante el sueño, la presión arterial suele descender de manera natural. Sin embargo, quienes no logran esta “caída nocturna” enfrentan un mayor riesgo cardiovascular. El estudio sugiere que una hora de acostarse constante refuerza los ritmos circadianos y restaura patrones de presión arterial más saludables, sin necesidad de medicamentos o cambios drásticos en el estilo de vida.
A diferencia de otros tratamientos, este hábito no implica riesgos y es fácil de aplicar. Los autores del estudio destacan que puede complementar terapias farmacológicas o ajustes alimentarios, ofreciendo una alternativa económica y efectiva para el control de la hipertensión.
Los especialistas recomiendan establecer una rutina nocturna que incluya horarios fijos para acostarse y levantarse, incluso los fines de semana. Esto no solo mejora la calidad del sueño, sino que también contribuye a una mejor salud cardiovascular a largo plazo.