Un reciente informe del Centro para el Análisis de la Exclusión Social (CASE) revela cómo las inseguridades múltiples están deteriorando gravemente la salud mental y el bienestar de las personas. El estudio, titulado “Insecure Lives: The Growth and Impact of Multiple Insecurities”, destaca que estas inseguridades no solo tienen un impacto económico, sino que también generan una carga psicológica continua que afecta la calidad de vida de millones de personas
El informe señala que las inseguridades múltiples están asociadas a mayores niveles de ansiedad, depresión, estrés y soledad. En lugar de centrarse únicamente en la pobreza económica, el estudio propone una visión holística que considera la acumulación de inseguridades en diferentes áreas de la vida, como ingresos, empleo, vivienda, salud, cuidados, alimentación, relaciones personales, entorno comunitario, derechos legales y participación social.
Una visión multidimensional de la inseguridad
El estudio se basa en datos longitudinales del panel Understanding Society y en testimonios de personas que viven en barrios desfavorecidos. Según el informe, el 47% de los adultos en el Reino Unido reportan inseguridad financiera, mientras que el 46% sufren inseguridad relacionada con su salud física o mental. Además, el 36% de la población activa enfrenta inseguridad laboral.
Estas inseguridades no actúan de forma aislada, sino que se combinan y retroalimentan, creando un fenómeno conocido como “inseguridad múltiple”, que afecta gravemente el bienestar emocional y psicológico de las personas.
El deterioro psicológico y emocional
El informe destaca que las personas afectadas por inseguridades múltiples experimentan estrés crónico, trastornos del sueño y ansiedad constante. Más de la mitad de los afectados declaran vivir en un estado de tensión emocional, lo que afecta su capacidad para tomar decisiones y planificar a largo plazo.
Además, el estudio advierte que estas inseguridades pueden exacerbar trastornos mentales preexistentes y generar nuevos problemas psicológicos, incluso en personas que antes no presentaban síntomas.
Costes acumulados y la necesidad de intervención
Aunque el informe no cuantifica directamente los costes económicos, señala que las inseguridades múltiples generan un alto coste social, sanitario y económico. Esto incluye un mayor gasto en servicios de salud mental, uso intensivo de recursos asistenciales, y pérdida de productividad.
El estudio concluye que invertir en políticas públicas que aborden estas inseguridades no solo mejora la calidad de vida de las personas, sino que también reduce costes a largo plazo y fortalece la cohesión social.