Hoy, 10 de octubre de 2025, El Salvador conmemora 39 años del terremoto de 1986, un evento que marcó un antes y después en la historia del país. A las 11:49 a.m., un sismo de magnitud 5.7 (inicialmente reportado como 7.5) sacudió San Salvador, con epicentro en el cerro de San Jacinto y una profundidad de 5.4 a 10.9 km. Aunque duró solo 10 segundos, su impacto fue devastador: 1,500 a 3,500 muertos, 10,000 heridos y 200,000 damnificados, en pleno contexto de la guerra civil (1980-1992).
El colapso de una ciudad El terremoto destruyó edificios emblemáticos, como el Edificio Rubén Darío (donde murieron 500 personas), el Gran Hotel San Salvador, el Ministerio de Agricultura y la Escuela Santa Catalina (con 46 niñas fallecidas). El 80% de San Salvador quedó afectado, y el 90% del sistema de salud colapsó, agravando la crisis humanitaria.
Terremoto de 1986, Rescate y solidaridad internacional
En las horas siguientes, llegaron brigadas de México y Francia, incluyendo al famoso rescatista “La Pulga”. Hasta febrero de 1987, se registraron más de mil réplicas, prolongando el trauma de una población ya golpeada por la guerra.
Lecciones aprendidas: De la tragedia a la prevención El sismo de 1986 impulsó cambios clave en la gestión de riesgos en El Salvador:
- Red de monitoreo sísmico: Hoy, el MARN opera más de 100 estaciones que brindan alertas en minutos.
- Códigos de construcción: Normas antisísmicas inspiradas en Japón, con reforzamientos obligatorios en edificios nuevos.
- Planes nacionales: Simulacros anuales, evacuaciones coordinadas y mapas de 48-50 fallas geológicas en el país.
- Educación ciudadana: Campañas como “El Salvador está de pie” promueven mochilas de emergencia y preparativos en escuelas.
Conmemoración 2025: Memoria y resiliencia
Hoy, los medios locales recuerdan el terremoto del 86 con galerías históricas y reflexiones sobre la reconstrucción urbana. En redes sociales, usuarios comparten fotos de las ruinas del Rubén Darío y mensajes de preparación sísmica.
Un legado de resiliencia Aunque el Centro Histórico de San Salvador hoy es un espacio peatonal y vibrante, el terremoto de 1986 sigue siendo un recordatorio de la fragilidad humana y la importancia de la prevención. Como dijo un sobreviviente: “Estar vivos era suficiente”. 39 años después, El Salvador honra a sus víctimas y celebra su capacidad de renacer.