En un país marcado por décadas de desafíos sociales y educativos, El Salvador da un paso hacia la restauración de principios básicos de convivencia.
El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, bajo la dirección de la ministra Karla Trigueros, ha anunciado la implementación del Reglamento para la Promoción de la Cortesía Escolar, efectivo a partir del 1 de septiembre en todos los centros educativos públicos.
Esta iniciativa no busca imponer un control estricto, sino fomentar expresiones cotidianas como “Buenos días”, “Por favor” y “Gracias”, con el objetivo de promover el respeto mutuo, la responsabilidad personal y una cultura formativa en valores.
Del desorden a la cortesía
El contexto histórico de El Salvador revela un sistema educativo desordenado por factores como la violencia persistente, la pobreza y las secuelas de la guerra civil de los años 80, que han erosionado la convivencia y los valores durante casi medio siglo.
Según el panorama general del Banco Mundial, “los altos índices de criminalidad violenta amenazan el desarrollo social y económico del país”, afectando directamente a las escuelas y comunidades.
UNICEF, en el análisis de situación de la infancia, ha destacado en análisis previos que “existe una vulneración de derechos ya que se presentan casos de niñas y niños que no solo están trabajando en labores…”, lo que contribuye a un desorden transversal en el sistema educativo, aunque no uniforme a escala nacional.
La UNESCO, en su evaluación de la calidad educativa en Centroamérica, subraya que “valores, aunque más radicalmente todo el proceso educativo es la expresión de un sistema de valores y principios éticos”, evidenciando cómo la desigualdad ha profundizado esta pérdida de principios éticos en contextos de pobreza extrema.
En este panorama, la cortesía emerge no como un mero formalismo, sino como una herramienta para reconstruir lazos sociales y cívicos.
Desde una perspectiva psicológica, estas expresiones simples activan mecanismos emocionales que mejoran el bienestar mental.
Cortesía, esencial para la vida
Estudios indican que practicar gratitud, como decir “gracias”, reduce la ansiedad y la depresión al activar áreas cerebrales como el hipocampo y la amígdala, fomentando resiliencia emocional en niños y adolescentes.
Pedagógicamente, enseñar cortesía en el aula, inspirado en enfoques como el Montessori, internaliza el respeto y la empatía, mejorando relaciones escolares y reduciendo conflictos, lo que empodera a los estudiantes para una vida armónica.
Socialmente, estas prácticas promueven comportamientos prosociales, aumentando la satisfacción relacional y fortaleciendo la cohesión comunitaria, como lo confirman meta-análisis que asocian la gratitud con más emociones positivas y menos síntomas negativos.
En el sector educativo, esto trasciende la evitación de consecuencias; se trata de formar ciudadanos empáticos y conectados, esenciales en una sociedad que busca superar su historia de fragmentación.
Cortesía para promover respeto estudiantil
Según el documento oficial, aunque el reglamento hace referencia a”establecer un sistema de deméritos para fomentar la práctica de expresiones básicas de cortesía… promoviendo el respeto, la convivencia y la cultura ciudadana entre estudiantes, docentes y personal administrativo”, en realidad enfatiza a la redención y el reconocimiento, como menciones honoríficas para quienes mantienen cero omisiones, incentivando una internalización genuina de valores.
En palabras de la ministra Trigueros en su anuncio: “Queremos que cada niño y adolescente crezca practicando expresiones tan sencillas pero fundamentales… fortaleciendo así la cultura ciudadana en nuestras escuelas”.
Algunas reacciones iniciales en redes sociales y medios reflejan un debate equilibrado. Algunos usuarios destacan su potencial para “apoyar el desarrollo de habilidades sociales esenciales”, citando investigaciones sobre disciplina positiva.
Otros, como el periodista Roberto Valencia, sugieren extenderlo a la sociedad en general: “Ojalá también implementaran el ‘Reglamento para la Promoción de la Cortesía Escolar’ entre los bukelistas activos en esta red social. Falta hace”. Medios locales enfatizan que “la medida será de aplicación obligatoria… y se espera que contribuya a mejorar la convivencia”.
En última instancia, esta norma representa una oportunidad para que la educación salvadoreña no solo transmita conocimientos, sino que recupere valores perdidos, formando generaciones más respetuosas y unidas. En un mundo cada vez más polarizado, recordar el poder de un simple “gracias” podría ser el primer paso hacia una sociedad más civilizada.