El escándalo del agresor sexual convicto Jeffrey Epstein ha generado una grieta de tal magnitud en los círculos de poder de Washington que ha obligado a una inusual alianza bipartidista en el Congreso. La presión pública por la transparencia total ha desatado una doble ofensiva: una por la divulgación sin censura y otra por la rendición de cuentas dentro de la propia élite política.
📜 La Ley H.R. 4405: el consenso anticensura
El punto culminante de esta cooperación es la Ley de Transparencia de Archivos de Epstein (H.R. 4405). Patrocinada por el demócrata Ro Khanna y el republicano Thomas Massie, la ley logró un consenso casi total en la Cámara de Representantes, siendo aprobada con 427 votos a favor y solo 1 en contra.
Este respaldo abrumador demuestra la voluntad de ambos partidos de enfrentar la percepción de que el sistema de justicia protegió a Epstein y a sus asociados. De ser promulgada, la legislación obligaría al Departamento de Justicia (DOJ) a liberar en un plazo de 30 días todos los documentos caso Epstein no clasificados en poder del FBI. Los archivos que deben divulgarse incluyen:
- Registros de vuelo y bitácoras de viaje para cualquier aeronave o vehículo utilizado por Epstein o sus entidades relacionadas.
- Comunicaciones internas del DOJ, memos, y notas de reuniones que detallen las decisiones de acusar, no acusar o declinar investigar a Epstein y sus asociados.
- Documentación completa sobre su detención y muerte, incluyendo informes forenses, entrevistas a testigos y reportes médicos.
- Archivos relacionados con Ghislaine Maxwell y cualquier acuerdo de inmunidad, pacto o acuerdo no procesal sellado.
La Prohibición Explícita de Encubrimiento Político a Epstein
La medida más contundente de la H.R. 4405 es la cláusula que busca prevenir el ocultamiento de información sensible que pueda implicar a figuras poderosas. La ley establece de manera inequívoca en su Sección 2(b)(1):
“Ningún registro será retenido, demorado o redactado por razones de vergüenza, daño a la reputación o sensibilidad política, incluyendo a cualquier funcionario gubernamental, figura pública o dignatario extranjero.”
Esta cláusula se ha vuelto central en el debate público debido a la presión mediática que rodea al Presidente Donald Trump. La difusión de antiguas fotografías y videos de él junto a Epstein, sumada a las acusaciones públicas de Elon Musk en la plataforma X (que resurgieron meses atrás), intensificaron la demanda de transparencia.
La presión política alcanzó un punto de inflexión cuando el propio mandatario se vio obligado a emitir una declaración. Ayer, 17 de noviembre de 2025, el Presidente Trump declaró ante los medios: “No tengo ningún temor. Creo que es algo que debería salir”, marcando una reversión en su postura y señalando que la Casa Blanca aceptaba que la liberación total de la información era inevitable.
🚨 El escándalo ético: la crisis de la delegada Plaskett
Mientras la Ley de Transparencia avanza, el Congreso enfrenta una crisis de ética interna que rompe el tono de unidad bipartidista.
La delegada demócrata por las Islas Vírgenes, Stacey Plaskett, está en el centro de una moción de censura y condena. La Resolución de la Cámara H. RES. ll, presentada por el republicano Ralph Norman, acusa a Plaskett de “colusión” e “inapropiadamente coordinar” con Jeffrey Epstein.
El documento alega que Plaskett recibió instrucciones de Epstein a través de mensajes de texto en tiempo real durante una audiencia del Comité de Supervisión y Reforma en febrero de 2019, mientras testificaba Michael Cohen. La resolución sostiene que Plaskett fue “entrenada activamente por Epstein” para sus preguntas y luego fue felicitada por él con el mensaje “Buen trabajo”.
La H. RES. ll exige la censura y condena de Plaskett, junto con su destitución inmediata del Comité Permanente Selecto de Inteligencia, alegando que sus acciones “reflejan descrédito en la Cámara de Representantes” y plantean serias dudas sobre su juicio e integridad.
La combinación de la H.R. 4405 y la H. Res. ll subraya que, aunque republicanos y demócratas han encontrado un terreno común en la lucha contra la opacidad del caso Epstein, este mismo escándalo amenaza con castigar severamente a aquellos dentro de sus filas que se asociaron con el agresor sexual.