El presidente Donald Trump calificó de “hoax” la divulgación de documentos del patrimonio de Jeffrey Epstein, en los que se le menciona y vincula con la red de tráfico sexual. Esta reacción llega mientras facciones de su propio partido, como la representada por las congresistas Marjorie Taylor Greene y Thomas Massie, exigen transparencia total sobre el Escándalo Epstein.
Los emails, inéditos, sugerirían que Trump tenía conocimiento de las actividades de Epstein y su socia Ghislaine Maxwell. Pese a las menciones, hasta el momento no existen pruebas directas de abuso por parte del presidente en los archivos liberados por el Congreso, sino una fuerte tensión en el Comité de Supervisión.
La polémica se intensificó al revelarse comunicaciones de Epstein con Maxwell donde este alega que “Trump sabía de las chicas” y que pasó tiempo con una de las víctimas en su mansión de Florida. Trump, a través de su red social Truth Social, argumentó que la divulgación del Escándalo Epstein es una “cortina de humo” demócrata para distraer la atención pública después de que se lograra resolver el shutdown o cierre de gobierno.
La división republicana por el Escándalo Epstein
En un giro inesperado para la política estadounidense, el presidente Trump ha atacado directamente a miembros de su base política, a quienes llamó “traidores” por apoyar la liberación completa de los archivos del Escándalo Epstein. La congresista Marjorie Taylor Greene (MTG), una firme aliada del movimiento MAGA, respondió a Trump con una publicación viral, afirmando que su lucha es por “las víctimas de Epstein, no por un líder”. MTG cuestionó el miedo de Trump a los documentos, sentenciando que “America First no es worship Trump [adorar a Trump]”, marcando una grieta dentro del Partido Republicano.
Por otro lado, el congresista Thomas Massie también ha votado a favor de la liberación de los documentos, sumándose a la presión que ha llevado al Speaker Mike Johnson a comprometerse a someter el tema a votación la próxima semana. Los archivos liberados, que suman más de 20,000 páginas, no solo mencionan a Trump, sino también a otras figuras de la élite global, desde expresidentes y príncipes hasta CEOs, evidenciando la magnitud del poder corrupto que Epstein utilizaba para operar su red.
Las reacciones en redes sociales, con etiquetas como #EpsteinFiles, reflejan una fuerte demanda de justicia que trasciende las líneas partidistas. La ola de indignación y la inminente votación auguran días de alta tensión para la política de Estados Unidos, donde el Escándalo Epstein amenaza con fracturar aún más la base republicana de cara a las próximas elecciones.