La movilización nacional convocada por la Generación Z en México, inicialmente un reclamo pacífico por seguridad y fin a la impunidad, escaló a disturbios frente al Palacio Nacional y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en la Ciudad de México. Miles de jóvenes, nacidos entre 1997 y 2012, se congregaron en el Zócalo este sábado 15 de noviembre, pero un enfrentamiento con la policía terminó en actos de vandalismo e informes de personas heridas. El gobierno federal y local ha cuestionado la protesta, vinculándola a una presunta campaña de desinformación política.
La manifestación había comenzado en el Ángel de la Independencia, atrayendo a una asistencia inicial estimada entre 5,000 y 10,000 personas en la capital, según reportes de medios verificados. La ruta se dirigía al Zócalo con consignas claras como “fin al narcogobierno” y “justicia por Ayotzinapa”, manteniendo un espíritu de protesta que sus organizadores anónimos definieron como un “movimiento orgánico”.
La llegada de la Generación Z al Zócalo desató la tensión
La calma se rompió alrededor de las 14:00 CST, cuando la marcha llegó a la Plaza de la Constitución. Un grupo minoritario de encapuchados, identificado como “bloque negro” en reportes preliminares, intentó derribar las vallas de seguridad instaladas frente al Palacio Nacional. Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC-CDMX) respondieron con escudos y gas lacrimógeno para repeler el avance.
La tensión se replicó en la SCJN, donde se reportaron actos de vandalismo como la rotura de cristales en ventanas superiores, aunque sin registrarse incendios mayores ni ingresos a las instalaciones. Las autoridades habían previsto el blindaje preventivo: la presidenta Claudia Sheinbaum justificó previamente estas medidas para “prevenir hechos violentos”, mientras que la jefa de Gobierno, Clara Brugada, garantizó el derecho a manifestarse, aunque reconoció “intereses políticos detrás” de la convocatoria.
Las confrontaciones dejaron un saldo preliminar de heridos, con reportes de al menos una docena de manifestantes y policías afectados por proyectiles y gases, conforme a un informe inicial de Digital Plural. No obstante, hasta las 17:56 CST no se habían confirmado hospitalizaciones graves, ni la SSC-CDMX había emitido cifras oficiales ni reportes de detenidos, muertos o daños mayores a propiedad privada.
Mientras se producía la dispersión forzada en el Zócalo, con el Metro Línea 2 suspendida en estaciones clave, el equipo federal mantuvo la narrativa oficial. Este enfoque insiste en que la Generación Z fue parte de una “convocatoria manipulada por la derecha”, postura que Sheinbaum y Brugada han sostenido, vinculando la protesta a una supuesta campaña de desinformación financiada por la derecha internacional estimada en 90 millones de pesos.