Blaine Milam, de 35 años, será ejecutado este jueves en Texas por el asesinato de Amora Carson, una niña de 13 meses, ocurrido en diciembre de 2008. Según la fiscalía, Milam y su entonces novia, Jesseca Carson, sometieron a la menor a un brutal exorcismo durante el cual la golpearon con un martillo, la mordieron, estrangularon y mutilaron durante 30 horas. El patólogo forense que realizó la autopsia encontró múltiples fracturas en el cráneo, brazos, piernas y costillas de la niña, así como numerosas marcas de mordeduras.
El crimen, que conmocionó a la comunidad, fue descrito como uno de los casos más brutales en la historia del condado de Rusk. Las autoridades señalaron que la niña sufrió un prolongado y doloroso maltrato durante el exorcismo, lo que agravó la gravedad del delito y llevó a la condena de Milam.
Detalles del crimen y las condenas por el “exorcismo”
Jesseca Carson, quien también tenía 18 años al momento del crimen, fue juzgada por separado y condenada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Ambos alegaron que la niña estaba poseída por un demonio, pero la fiscalía argumentó que esta afirmación era una forma de encubrir el crimen. El fiscal de distrito del condado de Rusk, Michael Jimerson, declaró que las autoridades inicialmente trataron a Milam y Carson como padres en duelo, pero luego descubrieron la verdad tras las declaraciones de Carson sobre la posesión demoniaca.
El caso generó un intenso debate sobre la responsabilidad de los acusados y la influencia de sus creencias religiosas en el crimen. Mientras Milam ha intentado apelaciones basadas en su supuesta discapacidad intelectual, los tribunales han mantenido la condena, considerando que las pruebas presentadas durante el juicio eran suficientes para demostrar su culpabilidad.
Controversia y apelaciones rechazadas en el caso
Milam ha mantenido su inocencia, culpando a Carson del crimen y alegando que ella afirmaba que la niña estaba poseída por un demonio. Sin embargo, los tribunales han rechazado sus apelaciones, incluyendo su argumento de discapacidad intelectual y la supuesta falta de fiabilidad de las pruebas forenses, como las marcas de mordeduras. Las pruebas de ADN y las confesiones obtenidas durante la investigación fueron determinantes para mantener la condena.
La Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas denegó su solicitud de conmutar la pena de muerte, confirmando que la ejecución se llevará a cabo. Este caso ha puesto de manifiesto las complejidades del sistema judicial y las implicaciones de utilizar pruebas forenses cuestionadas en casos de alta relevancia, como el del exorcismo.