La tradición de que exfuncionarios salvadoreños ocupen bancas en el Parlamento Centroamericano (PARLACEN) siempre estuvo envuelta en un halo protocolario, pero la llegada de Norman Quijano, exalcalde y expresidente de la Asamblea Legislativa, reescribió por completo la narrativa. En 2021, Quijano asumió su curul en medio de una investigación judicial sobre supuestos pactos con pandillas durante la campaña presidencial de 2014, lo que terminaría catapultando a la tribuna centroamericana a una encrucijada inédita.
La decisión de la Asamblea Legislativa
La Asamblea Legislativa, ahora dominada por la bancada oficialista de Nuevas Ideas, desaforó a Quijano con 66 votos a favor tras revisar las pruebas presentadas por la Fiscalía: videos, audios y testimonios que lo vinculaban a promesas de beneficios a pandillas a cambio de respaldo electoral. Diputados de Nuevas Ideas, como Raúl Castillo, defendieron la decisión en sesión extraordinaria, señalando que los delitos eran graves y que existían pruebas suficientes para el desafuero.
El proceso fue polémico, con la bancada de ARENA saliendo del pleno en protesta y expertos en derecho señalando presuntas irregularidades. El Fiscal General, Rodolfo Delgado, aseveró que la Unidad Antipandillas había realizado una investigación y presentado audios ante el tribunal, lo que llevó al Juzgado a ordenar la remisión de las actuaciones a la FGR.
Reacciones del Ejecutivo y el PARLACEN
Desde el Poder Ejecutivo, el presidente Nayib Bukele subrayó que la Asamblea Legislativa sí puede desaforar a un diputado del PARLACEN, con precedentes y registros. A pesar del escándalo y la condena por fraude electoral y agrupaciones ilícitas a más de 13 años de prisión, Quijano permanece prófugo y detenido en EE.UU.
Por su parte, el presidente del PARLACEN, Carlos Hernández, se limitó a señalar que la Constitución salvadoreña prevalece en materia de fuero y desafuero. Según Hernández, la Constitución establece que se le puede retirar el fuero parlamentario a un diputado sin especificar si es nacional o centroamericano.
Norman Quijano es hoy el rostro de un cambio en el simbolismo de las curules para exfuncionarios salvadoreños: de refugio político honorario a epicentro de debates judiciales y políticos que redefinen el verdadero alcance del fuero parlamentario en la región.