El tiktoker Rolo Morales ha salido al paso de lo que parece ser una pequeña “polémica” viral que involucra un trozo de pan y, de manera muy curiosa, a la estrella pop Katy Perry. El creador de contenido se siente “jodido” por el escrutinio público, pues comparó su situación con la de un artista que supuestamente “mordió una pizza y la tiró”, mencionando directamente a la intérprete de “Firework” como ejemplo.
Con su estilo directo, Rolo minimiza el “pecado” gastronómico aludiendo al valor del alimento. “¿Donde usted mordió y tiró el pan? Pues sí, donde se ha hecho famoso. Y a mí me quieren joder por una hoja, no hombre, por un pedacito de pan, por un pedacito de pan que vale 5 centavos en la tienda, no, hombre”, expresó, dejando claro que para él, la crítica es desproporcionada.
La analogía de la pizza de Katy Perry, aunque un tanto excéntrica en el contexto salvadoreño, funciona como un argumento de peso ligero: si a una celebridad mundial se le permite desperdiciar una porción, ¿por qué a él se le cuestiona por algo tan “ínfimo”? La defensa es tan curiosa como la acusación, elevando el debate de un simple bocado a un asunto de doble moral en redes.
Pero justo cuando la “polémica del pan” parecía ser el plato fuerte, Rolo lanza un anzuelo más jugoso: la identidad del verdadero “dueño de la carroza”. Al parecer, hay una dualidad de figuras en un proyecto reciente, donde “uno era el patrocinador y otra cosa era el dueño de la carroza”, pero evita dar detalles.
Esta distinción editorial es clave, pues el tiktoker sugiere que la historia de la “carroza” es más compleja de lo que parece, prometiendo una explicación a fondo. La excusa del pan parece ser la cortina de humo perfecta para desviar la atención hacia un chisme de mayor calibre y con más variables, como un buen juego de ajedrez viral.
Rolo se despide dejando a sus seguidores en el limbo, pidiéndoles que estén “pendientes” y que dejen sus comentarios para la siguiente entrega. La expectativa está sembrada, no por el pan, sino por el misterio de quién es el jefe real detrás de la famosa “carroza”.