El drama en la política salvadoreña alcanzó un punto de quiebre judicial: el diputado William Soriano ha elevado la apuesta en su pleito mediático con la abogada constitucionalista Bethy Arana, amenazándola con una demanda que ascendería a $50,000. El detonante de este escándalo, que tiene a todos preguntándose si será el “juicio del año”, fue la explosiva acusación de Arana de que Soriano y otros legisladores estarían invirtiendo en clínicas privadas para convertirse en los “nuevos dueños de la industria de la salud” del país.
El escándalo se desató tras las declaraciones de Arana en el programa “En Cuerpo a Cuerpo” de Encuentro TV. El legislador, sin pelos en la lengua, publicó la advertencia directa en redes, poniendo la cifra sobre la mesa:
“Señora Bethy Arana, si usted no se retracta, tomaré acciones legales en las siguientes horas. ¿Otros $50,000 para el Hospital Benjamín Bloom?”
La mención del monto y la referencia al hospital infantil le dieron al conflicto un sabor a chantaje y un rating explosivo.
El explosivo Soriano Arana debate: ¿Inversión o difamación?
La abogada no se quedó callada, y su acusación detallada es lo que le da peso al escándalo financiero. Arana declaró textualmente que se ha enterado de que
“cuatro diputados estarían invirtiendo en acciones de clínicas… y el otro señor Soriano… y van a ser los nuevos dueños de la industria de la salud en El Salvador”.
Para el sector farandulero-político, la insinuación de un conflicto de intereses de tal magnitud es la trama que todos esperaban.
Ante la posibilidad de un golpe a su reputación y a su bolsillo por la cifra de $50 mil, el diputado William Soriano ha sido categórico: exige la retractación inmediata o procederá con la querella legal. Para Soriano, las palabras de Arana son puras calumnias, buscando dañar su imagen y desacreditar su trabajo en la Asamblea Legislativa.
El Soriano Arana debate ya es la novela política del momento. No se trata solo de quién tiene la razón, sino de un pulso de poder y dinero. Este clash de figuras públicas en redes sociales y medios de comunicación es un claro ejemplo de que en la política salvadoreña, las batallas legales se han convertido en el nuevo show para la audiencia.
La pregunta que circula en los pasillos de la política es: ¿Cederá Bethy Arana a la presión de los $50,000 o llevará la acusación hasta las últimas consecuencias en los tribunales? El desenlace judicial de este escándalo será el capítulo final de una confrontación que expuso los límites de la crítica y la fiscalización en El Salvador.