El suicidio de Sandra Peña, una adolescente sevillana de 14 años víctima de acoso escolar, ha desencadenado una ola de protestas en más de 50 ciudades de la península ibérica. Miles de personas salieron a las calles este día para exigir medidas urgentes contra el acoso, bajo el lema “Sandra, no te olvidamos” y “No a la violencia escolar”, en una movilización histórica convocada por el Sindicato de Estudiantes.
En Sevilla, epicentro de las manifestaciones, entre 30,000 y 40,000 personas marcharon desde la Plaza Nueva hasta el Palacio de San Telmo. La familia de Sandra, recibida con aplausos y muestras de solidaridad, acompañó la protesta, que también se replicó en ciudades como Madrid, Barcelona, Santander y Zaragoza. Los manifestantes responsabilizaron al colegio concertado Irlandesas de Loreto por no activar protocolos de prevención, pese a las denuncias previas sobre el acoso escolar.
El Sindicato de Estudiantes exigió una ley estatal contra el acoso escolar y demandó inversiones en psicología educativa, así como protocolos unificados para evitar tragedias como la de Sandra o el caso de Kira López en Barcelona. La falta de acción, según los convocantes, ha dejado a los estudiantes desprotegidos frente a una problemática que sigue en aumento.
Acoso escolar: fallas sistémicas y la demanda de justicia
Isaac Villar, tío de Sandra y portavoz familiar, agradeció el apoyo masivo y advirtió que el acoso es “una lacra que requiere soluciones inmediatas”. La portavoz andaluza del Sindicato subrayó que “no se trata solo de condenar la violencia, sino de exigir responsabilidades a quienes fallaron en proteger a Sandra”. Testimonios de otras familias en las protestas revelaron casos similares no atendidos, lo que refuerza la urgencia de cambios estructurales.
Las movilizaciones continuarán, según anunciaron los organizadores, si las autoridades no garantizan protección real para los estudiantes y refuerzan los mecanismos de denuncia y apoyo psicológico en los centros educativos. El caso de Sandra ha expuesto las graves deficiencias en los protocolos actuales y la necesidad de una respuesta coordinada a nivel nacional.
Mientras la sociedad exige justicia, el debate sobre cómo prevenir el acoso escolar se ha convertido en una prioridad, con la presión ciudadana como motor para evitar que más vidas se pierdan por esta causa.
Con información de Hugo Aguilar, colaborador en Barcelona