Han pasado cuatro días desde que un grupo de ladrones disfrazados de obreros de la construcción irrumpió en la Galería de Apolo del Museo del Louvre, robando en apenas siete minutos nueve joyas imperiales de valor incalculable.
Lo que comenzó como un “robo de película” ha escalado a una investigación compleja que involucra ADN, posibles cómplices internos y hasta una campaña publicitaria oportunista. Mientras el Louvre reabre parcialmente este jueves, la Fiscalía de París intensifica sus esfuerzos para recuperar las piezas perdidas, en un caso que ha expuesto vulnerabilidades en la seguridad de uno de los tesoros culturales más emblemáticos del mundo.
Louvre: de sombras a pistas concretas
La policía francesa, con un equipo de más de 100 agentes, ha recolectado evidencias clave en las últimas 48 horas. Según fuentes cercanas a la investigación, se ha identificado ADN en guantes y cascos abandonados en la escena, lo que podría llevar a los primeros arrestos en los próximos días.
Además, un nuevo video filtrado –de 32 segundos– muestra a dos de los ladrones descendiendo por la plataforma elevadora del camión robado, con bolsas pesadas al hombro, segundos antes de que suenen las alarmas. Este footage, grabado por un testigo desde el muelle François Mitterrand, ha sido validado por la Fiscalía y circula ampliamente en redes sociales.
Entre las piezas robadas, destaca el collar de zafiros de las reinas María Amelia y Hortensia (compuesto por ocho zafiros y 631 diamantes), junto con la tiara de la emperatriz Eugenia (con casi 2.000 diamantes).
Una buena noticia: la corona de Eugenia fue recuperada rota cerca del museo, aunque su valor histórico permanece intacto. Siete joyas siguen desaparecidas, y expertos temen que sean desmanteladas para vender sus gemas en el mercado negro, un patrón creciente en robos de arte.
La ministra de Cultura, Rachida Dati, confirmó en TF1 que “no atacaron a nadie; entraron tranquilamente, destrozaron vitrinas y se fueron”. Sin embargo, la directora del Louvre, Laurence des Cars, admitió fallos en la vigilancia exterior: “Faltaban cámaras en el balcón, y una alarma de ventana fue desactivada un mes antes por activaciones erróneas”. Esto ha desatado críticas de historiadores como Didier Rykner, quien califica el incidente como “una falla estructural inaceptable”.
Sospechas de cómplice interno
Uno de los giros más intrigantes surgió ayer: investigadores sospechan de un posible insider en el Louvre. Los ladrones accedieron a áreas restringidas, seleccionaron piezas específicas y evitaron las más vigiladas (como el diamante El Régent), lo que sugiere conocimiento previo de los protocolos de seguridad. El museo interrogó a todo su personal el lunes, y des Cars testificará ante el Senado francés este miércoles.
En redes sociales, el caso ha generado especulaciones salvajes. ¿Son los Panteras Rosas, la banda balcánica experta en joyas? ¿O un encargo de un coleccionista privado?
Un post viral en X apunta a “ladrones de metales preciosos” que podrían fundir las piezas. Otro detalle curioso: el camión elevador era de la firma alemana Böcker, que rápidamente lanzó una campaña publicitaria irónica: “Silenciosa como un susurro… hasta 400 kilos a 42 metros por minuto”. La ironía ha sido bien recibida en X, con memes comparándolo con “Ocean’s Eleven meets Poirot”.
Un detective que roba protagonismo
En medio de la seriedad, un rayo de ligereza: el detective principal, un elegante investigador de la Brigada de Represión del Crimen Organizado, ha capturado la imaginación de las redes. Con su gabardina impecable y bigote recortado, es apodado “El Poirot francés”.
Un tuit con su foto ha acumulado miles de likes: “Esto no es cine. Su elegancia se volvió viral”. Mientras tanto, el presidente Emmanuel Macron prometió: “Recuperaremos las obras; es un atentado contra nuestra historia”. El ex presidente François Hollande lo llamó “un acto grave contra nuestro patrimonio”.
Ola de robos culturales
Este no es un caso aislado. Francia ha visto una escalada en robos a museos: el Adrien Dubouché en septiembre de 2025, y el Cognacq-Jay en 2024. El ministro del Interior, Laurent Nuñez, anunció revisiones urgentes a la seguridad cultural, reconociendo: “No podemos prevenir todo”. El Louvre, con 8.9 millones de visitantes anuales, planea reforzar su “Nuevo Renacimiento” con más cámaras y protocolos.
El museo reabre hoy con la Galería de Apolo cerrada, y se espera que el impacto económico –pérdida de 30,000 visitantes diarios– sea significativo. Mientras París se recupera de este “desastre nacional”, la pregunta persiste: ¿volverán las joyas de Napoleón y sus emperatrices a casa? La investigación continúa, y con pistas como el ADN, Francia podría estar un paso más cerca de resolver el robo del siglo.