Nayib Bukele, presidente de El Salvador, lanzó un mensaje explosivo en X: “Never again will the West lecture us on democracy, human rights, or free speech”.
Con esta declaración, que cita un aviso de GOV.UK sobre la responsabilidad en redes sociales, Bukele no solo desafía las normas democráticas occidentales, sino que reafirma su postura tajante contra lo que percibe como una imposición ideológica “woke”. Sin embargo , su historial sugiere que este rechazo va más allá de la retórica y se enraíza en políticas internas que dividen al mundo.
Bukele, conocido por su popularidad arrolladora y su lucha exitosa contra las pandillas, ha construido una narrativa de soberanía nacional que rechaza influencias externas.
Su mensaje de hoy resuena con seguidores que ven en el Reino Unido y otros países occidentales una hipocresía al regular la libertad de expresión, como lo ilustran memes en el hilo de X mostrando policías persiguiendo la “verdad”.
Bukele antiaborto
Pero esta postura no es nueva. Desde 2022, Bukele ha prohibido la ideología de género en las escuelas salvadoreñas, argumentando que protege a los niños de “agendas extranjeras”, una decisión que alaba su base pero que críticos, como Amnistía Internacional, señalan como un retroceso en un país con alta violencia de género.
Además, su defensa férrea de la vida y el matrimonio tradicional entre hombres y mujeres refuerza esta cruzada conservadora. En entrevistas, como la con Residente en 2019, llamó al aborto un “genocidio”, y ha mantenido leyes estrictas que lo prohíben incluso en casos de riesgo para la madre.
Estas posturas, combinadas con su rechazo a las lecciones de derechos humanos, pintan a Bukele como un líder que prioriza valores patrióticos sobre los estándares globales, un enfoque que le ha ganado apoyo interno.
En un mundo polarizado, Bukele emerge como un postura clave para quienes rechazan el progresismo woke, pero su desafío a Occidente podría costarle relaciones diplomáticas y económicos.