Durante años, se ha extendido la creencia de que la comida casera es siempre más saludable que los alimentos procesados. Sin embargo, un grupo de nutricionistas ha salido al paso para desmentir este mito, aclarando que el valor nutricional de un alimento no depende de si es casero o procesado, sino de la calidad de sus ingredientes y cómo se prepara.
¿Qué significa “alimento procesado”?
El término “procesado” es amplio y puede ser malinterpretado. Procesar un alimento simplemente significa que ha sido modificado de su estado natural, lo que incluye acciones como pasteurizar la leche, congelar vegetales o envasar legumbres. No todos los alimentos procesados son perjudiciales: por ejemplo, los vegetales congelados o los yogures naturales son procesados, pero conservan sus nutrientes y pueden ser parte de una dieta equilibrada.
La diferencia clave está entre los alimentos ultraprocesados (aquellos con altos niveles de azúcares, grasas trans y sodio) y los mínimamente procesados, que pueden ser tan saludables como los frescos.
La calidad es lo que importa
Los expertos enfatizan que un plato casero puede ser menos saludable si se prepara con ingredientes de baja calidad, como exceso de sal, azúcar o grasas saturadas. Por el contrario, algunos alimentos procesados pueden ser una opción nutritiva si están elaborados con ingredientes de calidad y sin aditivos dañinos.
La recomendación de los nutricionistas es leer las etiquetas y elegir productos con ingredientes reconocibles y mínimos aditivos. Una alimentación equilibrada puede incluir tanto alimentos frescos como procesados saludables, adaptándose al estilo de vida y tiempo disponible de cada persona.