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Salud

¿Por qué no pierdes grasa en el abdomen? La ciencia responde

Reducir la grasa abdominal va más allá de la dieta y el ejercicio. Hormonas, estrés, sueño y nutrientes influyen directamente en su acumulación. Expertos explican cómo pequeños cambios pueden marcar la diferencia en tu salud y figura.

La grasa abdominal está ligada a hábitos como el sueño, el estrés y la alimentación. Pequeños ajustes pueden mejorar tu salud metabólica. Foto: Towfiqu barbhuiya.
La grasa abdominal está ligada a hábitos como el sueño, el estrés y la alimentación. Pequeños ajustes pueden mejorar tu salud metabólica. Foto: Towfiqu barbhuiya.
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Por Franco López |

La grasa abdominal es una de las mayores preocupaciones para quienes buscan mejorar su salud y apariencia física. Sin embargo, muchos desconocen que su acumulación no depende solo de la alimentación o el ejercicio, sino también de factores hormonales, emocionales y metabólicos. Estudios recientes revelan que aspectos como el sueño, el estrés, la ingesta de nutrientes y el tipo de entrenamiento pueden ser determinantes para lograr resultados visibles y duraderos.

Dormir menos de 6 horas diarias no solo afecta tu energía, sino que también aumenta la producción de cortisol, la hormona del estrés, que está directamente relacionada con la acumulación de grasa en el abdomen. Según investigaciones de la Universidad de Stanford, el estrés crónico puede alterar el metabolismo y favorecer la retención de grasa en esta zona, incluso en personas que mantienen una dieta equilibrada.

Nutrientes clave y ejercicio efectivo

La falta de magnesio es otro factor que suele pasarse por alto. Este mineral es esencial para regular la glucosa y el metabolismo energético. La Universidad de Harvard encontró que personas con deficiencia de magnesio tienen mayor tendencia a acumular grasa en el abdomen. Incluir nueces, espinacas y legumbres en tu dieta puede marcar la diferencia.

En cuanto al ejercicio, no todos los entrenamientos son iguales. Según la Universidad de Copenhague, los ejercicios de alta intensidad (HIIT) y el entrenamiento de fuerza son más efectivos para reducir la grasa abdominal que el cardio tradicional. Combinar ambos tipos de ejercicio puede acelerar los resultados.

Una dieta baja en fibra afecta la digestión y la saciedad, lo que puede llevar a un mayor consumo de calorías. La Universidad de Wageningen recomienda consumir entre 25 y 30 gramos de fibra soluble al día para mejorar la salud intestinal y reducir la grasa abdominal.

Por último, la mala postura y la falta de tono muscular en el core pueden hacer que el abdomen sobresalga, independientemente de la cantidad de grasa. Ejercicios como Pilates y planchas ayudan a fortalecer esta zona, mejorando tanto la apariencia como la salud de la espalda.

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Franco López

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